¡Qué lío de letras!
Fecha de realización: lunes 02/12/2024.
Descripción de la actividad:
Esta actividad busca reforzar la conciencia fonológica, promoviendo la capacidad de los estudiantes para asociar sonidos y letras mientras trabajan en la construcción de palabras. A través de un enfoque práctico y colaborativo, los estudiantes interactúan con imágenes de objetos y recortan letras desordenadas para reordenarlas y formar palabras con la ayuda del logopeda.
El estudiante observa la imagen de un objeto, como «gato»; posteriormente identifica las letras desordenadas (por ejemplo, a-t-g-o) y las recorta. Durante el proceso, se asocia el sonido de cada letra con su respectivo fonema, trabajando simultáneamente la pronunciación y la asociación visual. Después, las letras recortadas se ordenan y pegan para formar la palabra correspondiente. Finalmente, los estudiantes escriben la palabra completa en su cuaderno y realizan un conteo de letras o sílabas, fomentando una comprensión más global y estructural del lenguaje escrito.
La actividad integra elementos visuales y manipulativos, reforzando el aprendizaje a través de la interacción directa con los materiales y el apoyo continuo del logopeda, quien guía y supervisa el proceso.
Objetivo principal: Fortalecer la lectura global de palabras y la conciencia fonológica, asociando sonidos a letras para mejorar la capacidad lectora.
Objetivos específicos:
- OE1: Asociar fonemas con grafemas de manera práctica y efectiva, utilizando estrategias manipulativas que refuercen la comprensión y memorización.
- OE2: Desarrollar habilidades de segmentación y ordenamiento de letras mediante la asociación de sonidos, promoviendo la construcción activa de palabras.
- OE3: Fomentar la escritura de palabras y el análisis de su estructura (conteo de letras y sílabas) para consolidar habilidades de lectoescritura.
Reflexión personal basada teóricamente y con carácter crítico:
La actividad se basa en principios del aprendizaje activo, que promueven la interacción directa con el material como medio para consolidar habilidades. Este enfoque está alineado con teorías constructivistas como las de Piaget y Vygotsky, que resaltan la importancia de involucrar a los estudiantes en procesos manipulativos y colaborativos. En relación, la combinación de elementos visuales y táctiles con el apoyo personalizado del logopeda resulta fundamental para garantizar el éxito de la actividad. Según César Coll, el aprendizaje significativo ocurre cuando los estudiantes pueden conectar el nuevo conocimiento con lo que ya saben, algo que se potencia al asociar imágenes conocidas con las palabras que representan.
Sin embargo, es esencial considerar las diferencias individuales en las habilidades y ritmos de aprendizaje. Como sugiere Vygotsky en su concepto de zona de desarrollo próximo, el apoyo del adulto facilita la adquisición de habilidades que el estudiante no podría alcanzar de forma autónoma. A pesar de la efectividad general del método, es crucial ajustar la actividad para estudiantes con necesidades específicas, como aquellos que requieren un apoyo más estructurado para identificar los fonemas.
En resumen, esta estrategia fomenta un aprendizaje integral y participativo, pero debe adaptarse a las características del grupo para maximizar sus beneficios y minimizar posibles barreras.
Evaluación de la intervención o las actividades del proyecto:
La implementación de “¡Qué lío de letras!” ha sido bien recibida por los estudiantes, quienes mostraron un alto nivel de interés y motivación al trabajar con materiales manipulativos. La actividad resultó particularmente efectiva para estudiantes en las etapas iniciales de la lectoescritura, quienes lograron avances significativos en la asociación de sonidos y letras.
No obstante, surgieron ciertos desafíos. Los estudiantes con dificultades motrices mostraron problemas al recortar las letras, lo que ralentizó el desarrollo de la actividad pero a su vez, les supuso un reto satisfactorio. Por otro lado, los estudiantes con dificultades de atención se beneficiaron del uso de refuerzos positivos y pausas estratégicas, lo que les permitió mantener el enfoque durante más tiempo.
En términos de resultados, la mayoría de los estudiantes mejoraron su capacidad para identificar y asociar fonemas con grafemas, así como en la escritura de palabras simples. Sin embargo, algunos alumnos enfrentaron dificultades en el conteo de sílabas.
Finalmente, el trabajo en red con mi tutora fue esencial para ajustar la actividad y abordar los desafíos encontrados. A través de su orientación y la reflexión personal, identifiqué áreas de mejora, como la necesidad de simplificar las instrucciones para ciertos alumnos.
En conclusión, la actividad cumplió con sus objetivos y demostró ser una herramienta útil para fomentar el aprendizaje de la lectoescritura, aunque debe adaptarse a las necesidades individuales para alcanzar su máximo potencial.